La estancia no era excesivamente grande, pero daba sensación de amplitud
debido a un gran ventanal que iba de pared a pared, la decoración era sencilla,
austera, podría decirse que minimalista, pero tenía ese toque, esa patina que
da el tiempo a los objetos caros pero refinados, todo lo que rodeaba a aquel
salón parecía proyectarse hacia fuera y fundirse con el paisaje, un paisaje
agreste, de altos riscos y escarpadas pendientes que bajaban hacía los grandes
acantilados donde rompían las aguas de un mar tormentoso, suavizando el
entorno, a lo lejos se podían ver las montañas, con sus líneas curvas y una
vegetación espesa y verde.
La atmósfera que impregnaba aquella
habitación, que se respiraba, que se palpaba en toda su dimensión, estaba preparada
de manera especial para las dos personas que debían encontrarse en ella, dos
personas muy distintas entre sí, pero que les unía desde hacía mucho tiempo un
fin común, un fin que ambos esperaban poder culminar ese día, era una conspiración compleja y delicada ya que los hilos de dicha conspiración debían estar perfectamente unidos, pero estaban seguros de llegar a buen puerto, ya que esta trama había sido elaborada y trabajada meticulosamente por una mente ordenada, fría y calculadora, por una mujer que tenía una sola meta: "La Venganza".
Quien había gestado tales pensamientos desde hacía tanto tiempo, tiempo robado a su
propia vida, se encontraba ya en aquella habitación, se entretenía repasando mentalmente cada uno de los detalles de su plan. Sabía con absoluta
certeza que había orquestado una operación financiera a tan gran escala, que al llevarla a cabo
arruinaría el actual sistema económico, a la par que caerían gobiernos enteros
de las naciones más poderosas, lo que le llevaría a una posición más que
privilegiada y a consolidar su estatus social, para ello contaba con la ayuda de
personas infiltradas en las más altas esferas de gobiernos y
multinacionales, personas que trabajaban para ella en la sombra, y con las cuales iba a lograr crear un mundo distinto, un mundo a su medida.
Mientras estos pensamientos fluían sin cesar, de forma automática, casi sin
darse cuenta cogió un cigarrillo y lo puso en sus labios, al ir a encenderlo se
paró justo delante del único espejo que había en la casa, se quedo expectante
ante él con una mueca entre atónita y de dolor, "los odiaba", le hacían ver la
fea cicatriz que marcaba su mejilla izquierda, y con esa cicatriz volvían los
recuerdos de su bajada a los infiernos, de un tiempo que vivir cada día era morir un poco, de una época vivida con el hombre que
la destruyó completamente, tras unos segundos de indecisión volvió a mirarse, y
esta vez más detenidamente recorrió los rasgos de su cara, el largo de su pelo,
el color de sus ojos, estos últimos siempre llamaban la atención, eran grandes,
de color dorado y de una profundidad insondable, el contorno de su cara
era ovalado, la boca pequeña pero proporcionada, nariz romana, la piel
muy blanca, y todo esto enmarcado por un cabello rubio y de largos rizos. Por
fin encendió el cigarrillo, aspiro una bocanada de humo y se sumió en uno se sus tantos silencios internos, donde podía escuchar al mismo tiempo los latidos de su corazón
y sus pensamientos, pero no quería pensar, ni siquiera en su propia vida, el pasado que había dejado atrás, en un olvido sin retorno, en cómo empezó de la nada, en cómo
luchó para hacerse un hueco entre lo más selecto de la sociedad, ya que sus planes lo requerían, no quería
recordar la maraña de mentiras tejidas, como si de una telaraña se tratara, para escalar hasta lo
más alto y de ese modo despojar a otros de lo que ella deseaba, y menos aún le
apetecía recordar los cadáveres dejados en el camino, aunque esto para ella era algo algo sin importancia, dado que todos los medios eran necesarios para cumplir sus fines. Por ello apartó de su mente cualquier vestigio de pensamiento, hoy
necesitaba concentrarse en ese "momento" que tanto había esperado, olvidando todo
lo demás para saborear la más exquisita de las venganzas, la muerte de otras
personas ya no significaba nada en su vida, alguien en un tiempo lejano, había
propiciado su propia muerte, y había matado todo sentimiento que albergara su
interior.
Unos leves golpes dados en la puerta la sacaron de su ensimismamiento, la
persona que llevaba los últimos años de su vida junto a ella y consideraba su mano derecha
entro en la habitación, era un hombre de mediana estatura, pelo canoso y ojos azules, con una mirada incisiva y astuta, vestía con un traje de "Armani" que acentuaba su porte elegante, sus miradas se encontraron un instante para en seguida
él comenzar a hablar: --- Ha llegado el día Rebeca, en unas
horas el mecanismo de toda la maquinaría que
has creado se pondrá en marcha, y sabes muy bien que ninguno de los
dos se podrá bajar de este tren,---- así que debo preguntártelo por última vez--- ¿ estás segura de querer seguir adelante?—Rebeca sin
inmutarse le replicó---¿ y tú estás seguro de estar a mi altura y de esta
operación?--- porque parece ser que te has olvidado que “el” también es
responsable de la muerte de tu hermano, que por sus manos y sus dedos gotea la sangre de muchos inocentes.---- Rebeca clavó su mirada cómo dos cuchillos hirientes en los del hombre diciéndole:---- No olvides de que manera impasible esperaba "el" mientras a tu hermano poco a poco se le escapaba la vida, no olvides que mi vida la mató y siguió también actuando de forma impasible, y no olvides nunca que yo no olvido.--- Los ojos del hombre se enturbiaron
por los recuerdos que las palabras de Rebeca traían a su mente y contestó:---- Se muy bien que cuando toda esta operación la demos por concluida, tendrás en tus
manos el control de todos los mercados financieros, así como también estará
en tus manos la decisión sobre la muerte de “él”, sólo espero que estos largos años de mentiras, conspiraciones y vivir de manera clandestina, sirvan para satisfacer tus ansias de venganza y logres al acabar con "el" esa paz que tanto necesitamos,--- los labios de Rebeca tuvieron un atisbo de sonrisa, una sonrisa maquiavélica que el tan bien conocía, una sonrisa cruel que lo decía todo, en esa sonrisa
pudo ver claramente la muerte de “el”, y la vida de ella, aún así los segundos se le hicieron
eternos, y al no obtener respuesta, el hombre volvió a preguntar; ---y bien
Rebeca, que me contestas?---- Rebeca apago el cigarrillo con un gesto de
mal humor, levanto la cabeza y le devolvió una mirada fría como la escarcha, le
iba a contestar con su habitual dureza cuando se dio cuenta que una bolita
peluda y negra como la noche se removía cerca de ella, se levantaba lentamente
de su cojín de terciopelo preferido, se desperezaba y la miraba para llamar su
atención, la mirada de Rebeca se dulcifico al instante, y sonriendo se acerco y
cogió entre sus brazos a Dante, su precioso y amado gato negro de ojos verdes,
su gato era el único ser sobre la faz de la tierra que tenía el poder de
conmover a Rebeca, quien acaparaba todo su amor, ternura y atenciones, lo
acarició y beso, para acto seguido disponerse a darle pequeños bocaditos de
jamón.
El hombre, inquieto por la magnitud y complejidad de la operación que debían comenzar ha realizar, escuchando cómo sonaban todos los teléfonos de la casa, los ordenadores trabajando a un ritmo frenético, y sabiendo que en
ese mismo momento existían cientos de relojes sincronizados para comenzar dicha
operación llamada “Luna Llena", iba de nuevo a hablar, cuando Rebeca se le
adelanto y dijo:----No insistas, me conoces y sabes muy bien que nadie escapará
de mi, ni los mercados financieros, ni los gobiernos, y ¡ morirá ¡ quien tenga que morir,
pero cuando yo lo decida.------Rebeca miró fijamente al hombre de los ojos azules, y le dijo:----Avisa a todo el mundo que pare el tiempo, se "cancela" la operación ! Luna Llena ! , no se sincronizarán los relojes hasta nueva orden mía.
El la miró atónito, preocupado y nervioso sin dar crédito a lo que oía, aún sabiendo que su orden debía cumplirla, y que después de tantos años, y conociéndola cómo la conocía, sabía que cuando decía algo su determinación era férrea, y sus frases lapidarias sentencias, aún así preguntó---- ¿ que explicación doy ?----- Rebeca le miró de forma condescendiente y contestó:----Diles que esperen porque ahora me necesita Dante.
"Dedicado a mi amada gata Scárlett, toda ella negra cómo una pequeña pantera y de ojos verdes, me enseñaste la vida de los sueños, de la intuición y del amor.Siempre estás en mi corazón, Recuerda, nunca adiós, sólo "Hasta Luego".
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