jueves, 16 de enero de 2014

DANTE

La estancia no era excesivamente grande, pero daba sensación de amplitud debido a un gran ventanal que iba de pared a pared, la decoración era sencilla, austera, podría decirse que minimalista, pero tenía ese toque, esa patina que da el tiempo a los objetos caros pero refinados, todo lo que rodeaba a aquel salón parecía proyectarse hacia fuera y fundirse con el paisaje, un paisaje agreste, de altos riscos y escarpadas pendientes que bajaban hacía los grandes acantilados donde rompían las aguas de un mar tormentoso, suavizando el entorno, a lo lejos se podían ver las montañas, con sus líneas curvas y una vegetación espesa y verde.

 La atmósfera que impregnaba aquella habitación, que se respiraba, que se palpaba en toda su dimensión, estaba preparada de manera especial para las dos personas que debían encontrarse en ella, dos personas muy distintas entre sí, pero que les unía desde hacía mucho tiempo un fin común, un fin que ambos esperaban poder culminar ese día, era una conspiración compleja y delicada ya que los hilos de dicha conspiración debían estar perfectamente unidos, pero estaban seguros de llegar a buen puerto, ya que esta trama había sido elaborada y trabajada meticulosamente por una mente ordenada, fría y calculadora, por una mujer que tenía una sola meta:              "La Venganza".

Quien había gestado tales pensamientos desde hacía tanto tiempo, tiempo robado a su propia vida, se encontraba ya en aquella habitación, se entretenía repasando mentalmente cada uno de los detalles de su plan. Sabía con absoluta certeza que había orquestado una operación financiera a tan gran escala, que al llevarla a cabo arruinaría el actual sistema económico, a la par que caerían gobiernos enteros de las naciones más poderosas, lo que le llevaría a una posición más que privilegiada y a consolidar su estatus social, para ello contaba con la ayuda de personas infiltradas en las más altas esferas de gobiernos y multinacionales, personas que trabajaban para ella en la sombra, y con las cuales iba a lograr crear un mundo distinto, un mundo a su medida.

Mientras estos pensamientos fluían sin cesar, de forma automática, casi sin darse cuenta cogió un cigarrillo y lo puso en sus labios, al ir a encenderlo se paró justo delante del único espejo que había en la casa, se quedo expectante ante él con una mueca entre atónita y de dolor, "los odiaba", le hacían ver la fea cicatriz que marcaba su mejilla izquierda, y con esa cicatriz volvían los recuerdos de su bajada a los infiernos, de un tiempo que vivir cada día era morir un poco, de una época vivida con el hombre que la destruyó completamente, tras unos segundos de indecisión volvió a mirarse, y esta vez más detenidamente recorrió los rasgos de su cara, el largo de su pelo, el color de sus ojos, estos últimos siempre llamaban la atención, eran grandes, de color dorado y de una profundidad insondable, el contorno de su cara era ovalado, la boca pequeña pero proporcionada, nariz romana, la piel muy blanca, y todo esto enmarcado por un cabello rubio y de largos rizos. Por fin encendió el cigarrillo, aspiro una bocanada de humo y se sumió en uno se sus tantos silencios internos, donde podía escuchar al mismo tiempo los latidos de su corazón y sus pensamientos, pero no quería pensar, ni siquiera en su propia vida, el pasado que había dejado atrás, en un olvido sin retorno,  en cómo empezó de la nada, en cómo luchó para hacerse un hueco entre lo más selecto de la sociedad, ya que sus planes lo requerían, no quería recordar la maraña de mentiras tejidas, como si de  una telaraña se tratara, para escalar hasta lo más alto y de ese modo despojar a otros de lo que ella deseaba, y menos aún le apetecía recordar los cadáveres dejados en el camino, aunque esto para ella era algo algo sin importancia, dado que todos los medios eran necesarios para cumplir sus fines. Por ello apartó de su mente cualquier vestigio de pensamiento, hoy necesitaba concentrarse en ese "momento" que tanto había esperado, olvidando todo lo demás para saborear la más exquisita de las venganzas, la muerte de otras personas ya no significaba nada en su vida, alguien en un tiempo lejano, había propiciado su propia muerte, y había matado todo sentimiento que albergara su interior.

Unos leves golpes dados en la puerta la sacaron de su ensimismamiento, la persona que llevaba los últimos años de su vida junto a ella y consideraba su mano derecha entro en la habitación, era un hombre de mediana estatura, pelo canoso y ojos azules, con una mirada incisiva y astuta, vestía con un traje de "Armani" que acentuaba su porte elegante, sus miradas se encontraron un instante para en seguida  él  comenzar a hablar: ---  Ha llegado el día Rebeca, en unas horas el mecanismo de toda la maquinaría que  has creado se pondrá en marcha, y sabes muy bien que ninguno de los dos se podrá bajar de este tren,---- así que debo preguntártelo por última vez--- ¿ estás segura de querer seguir adelante?—Rebeca sin inmutarse le replicó---¿ y tú estás seguro de estar a mi altura y de esta operación?--- porque parece ser que te has olvidado que “el” también es responsable de la muerte de tu hermano, que por sus manos y sus dedos gotea la sangre de muchos inocentes.---- Rebeca clavó su mirada cómo dos cuchillos hirientes en los del hombre diciéndole:---- No olvides de que manera impasible esperaba "el" mientras a tu hermano poco a poco se le escapaba la vida, no olvides que mi vida la mató y siguió también actuando de forma impasible, y no olvides nunca que yo no olvido.--- Los ojos del hombre se enturbiaron por los recuerdos que las palabras de Rebeca traían a su mente y contestó:---- Se muy bien que   cuando toda esta operación la demos por concluida, tendrás en tus manos el control de todos los mercados financieros, así como también  estará en tus manos  la decisión sobre la muerte de “él”, sólo  espero que  estos largos años de mentiras, conspiraciones y vivir de manera clandestina, sirvan para satisfacer tus ansias de venganza y logres al acabar con "el" esa paz que tanto necesitamos,--- los labios de Rebeca tuvieron un  atisbo de sonrisa, una sonrisa maquiavélica que el tan bien conocía, una sonrisa cruel que lo decía todo, en esa sonrisa pudo ver claramente la muerte de “el”, y la vida de ella, aún así  los segundos se le hicieron eternos, y al no obtener respuesta, el hombre volvió a preguntar; ---y bien Rebeca, que me contestas?----  Rebeca apago el cigarrillo con un gesto de mal humor, levanto la cabeza y le devolvió una mirada fría como la escarcha, le iba a contestar con su habitual dureza cuando se dio cuenta que una bolita peluda y negra como la noche se removía cerca de ella, se levantaba lentamente de su cojín de terciopelo preferido, se desperezaba y la miraba para llamar su atención, la mirada de Rebeca se dulcifico al instante, y sonriendo se acerco y cogió entre sus brazos a Dante, su precioso y amado gato negro de ojos verdes, su gato  era el único ser sobre la faz de la tierra que tenía el poder de conmover a Rebeca, quien acaparaba todo su amor, ternura y atenciones, lo acarició y beso, para acto seguido disponerse a darle pequeños bocaditos de jamón.

El hombre, inquieto por la magnitud y complejidad de la operación que debían comenzar ha realizar, escuchando cómo sonaban todos los teléfonos de la casa, los ordenadores trabajando a un ritmo frenético, y sabiendo que en ese mismo momento existían cientos de relojes sincronizados para comenzar dicha operación llamada “Luna Llena", iba de nuevo a hablar, cuando Rebeca se le adelanto y dijo:----No insistas, me conoces y sabes muy bien que nadie escapará de mi, ni los mercados financieros, ni los  gobiernos, y ¡ morirá ¡ quien tenga que morir, pero cuando yo lo decida.------Rebeca miró fijamente al hombre de los ojos azules, y le dijo:----Avisa a todo el mundo que pare el tiempo, se "cancela" la operación ! Luna Llena ! , no se sincronizarán los relojes  hasta nueva orden mía.

El la miró atónito, preocupado y nervioso sin dar crédito a lo que oía, aún sabiendo que su orden debía cumplirla, y que  después de tantos años, y conociéndola cómo la conocía, sabía que cuando decía algo su determinación era férrea, y sus frases lapidarias sentencias, aún así preguntó---- ¿ que explicación doy ?----- Rebeca le miró de forma condescendiente y contestó:----Diles que esperen porque ahora me necesita Dante.

"Dedicado a mi amada gata Scárlett, toda ella negra cómo una pequeña pantera y de ojos verdes, me enseñaste la vida de los sueños, de la intuición y del amor.Siempre estás en mi corazón, Recuerda, nunca adiós, sólo "Hasta Luego".










No hay comentarios:

Publicar un comentario